Los protectores solares que compramos habitualmente contienen en sus componentes una variedad de químicos que, cuando toman contacto con el agua, terminan contaminando la flora y la fauna del lugar.
Según estudios científicos, cada año dejamos en el océano hasta 6.000 toneladas de protector solar, lo que genera una gran destrucción en todo el ecosistema.
También sabemos que protegerse de los rayos solares es importante ya que las largas exposiciones al sol pueden generar enfermedades en la piel. ¿Entonces? Afortunadamente hay una gran variedad de protectores solares biodegradables, es decir, que contienen sustancias que pueden descomponerse en los elementos químicos que lo conforman, debido a la acción de agentes biológicos, bajo condiciones ambientales naturales. En otras palabras, no son dañinos.
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